Director del Servicio de Prevención Mancomunado del Grupo Iberdrola

“Con el esfuerzo colectivo, continuará la actual tendencia positiva en la reducción de la siniestralidad laboral”

HACEMOS UN RECORRIDO SOBRE LAS ACTUACIONES DEL GRUPO PARA SALVAGUARDAR LA SEGURIDAD DE SUS EMPLEADOS Y UNA REFLEXIÓN SOBRE LO QUE SE PODRÍA HACER EN EL FUTURO.

D. Antonio Moreno Ucelay --

Lleva casi cuatro décadas al frente del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de Iberdrola. ¿Cómo valora la cultura preventiva del Grupo?

Desde los orígenes de su actividad industrial, Iberdrola ha mostrado siempre una gran preocupación por la salud y el bienestar de los trabajadores, y no sólo respecto de los de su plantilla, sino también de las empresas contratadas para colaborar en la realización de sus instalaciones y actividades. Y esta manera de pensar y proceder ha ido conformando una sólida cultura en materia de prevención de riesgos laborales.

El compromiso de Iberdrola con la prevención ha sido una constante en su devenir empresarial, caracterizándose por un claro sentido de anticipación a las necesidades sociales de cada época y siendo pionera en la implantación de técnicas, sistemas organizativos y procedimientos que, posteriormente, la legislación española ha establecido como necesarios. Es el caso de los servicios de prevención mancomunados, los recursos preventivos o la coordinación de actividades empresariales que ya estaban implantados en Iberdrola en la década de los 60.

Esta cultura de protección de la salud, de bienestar y avance social se ha materializado en nuestra empresa en un permanente compromiso de superación y de lograr nuevas metas, cada vez más exigentes, en el campo de la seguridad y la salud de los trabajadores. De hecho, en estos últimos años, se han promovido e impulsado por nuestra Dirección diferentes programas e iniciativas tendentes a conseguir una reducción progresiva de los índices de accidentalidad. Así, tras la anterior campaña con el lema “Tolerancia 0” frente a los comportamientos inseguros, en 2016 hemos iniciado una nueva campaña internacional, liderada y presentada por nuestro presidente, con el lema “Los 5 Esenciales”, en la que se promueve el cumplimiento de los cinco principios fundamentales para la reducción y eliminación de los accidentes laborales.

Este año se ha cumplido el 20 aniversario de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. ¿Cómo ha evolucionado la prevención a lo largo de estos años?

Sin duda, muy positivamente, con una progresiva reducción del número de accidentes laborales y de su gravedad. Habiendo tenido el privilegio de haber participado activamente en la elaboración de la citada Ley y del Reglamento de los Servicios de Prevención, mi opinión general es muy favorable en cuanto a lo que ha supuesto de concienciación general de los agentes sociales (empresarios y sindicatos) y de la Administración (del Estado y de las Comunidades Autónomas), así como de orientación de más recursos y medios hacia la prevención de los riesgos laborales.

Como reflexión basada en la experiencia a lo largo de estos 20 años, sinceramente creo que nos hemos centrado mucho en aspectos de gestión y de control burocrático, lo que, en el día a día, ha venido a relegar a un segundo plano la concreción de una acción preventiva eficaz a nivel de las decisiones operativas, la mejora e innovación tecnológica de instalaciones y equipos, la formación profesional de los trabajadores y el desarrollo de metodologías y procedimientos de trabajo más seguros; que son elementos básicos para lograr una disminución significativa de la siniestralidad laboral.

Como resultado del fuerte compromiso con la salud y seguridad laboral, son muy exigentes con la formación. ¿Qué tipo de cursos reciben sus trabajadores?

La formación es un pilar clave en los planes de acción de toda empresa para prevenir los posibles riesgos derivados del trabajo. De hecho, en Iberdrola se cuida la formación e información de todas las personas que integran la compañía, sea cual sea su nivel de responsabilidad, organización, función o actividad que desarrollen. Directivos, técnicos, mandos y empleados en general reciben, de forma sistemática y planificada, la formación más adecuada para su seguridad en sus respectivos trabajos y actividades.

Sólo unos datos representativos del gran esfuerzo que viene realizando Iberdrola en materia de formación de prevención de riesgos y salud laboral: en el periodo 2013-2015 se realizaron 8.360 cursos y jornadas de PRL, en los que participaron 98.800 asistentes y se invirtieron 285.000 horas-asistente; lo que supuso una media anual del 78% de la plantilla y 10,87 horas por empleado del Grupo Iberdrola en España.

Todos los accidentes deben ser evitados, destinándose para ello los recursos necesarios. En materia de siniestralidad vial, ¿qué actuaciones están promoviendo para evitarla?

En Iberdrola se han realizado múltiples intervenciones en materia de Seguridad Vial, como la información -mediante constantes campañas informativas-, la entrega de un Manual de Seguridad Vial a todos los empleados, la publicación de banners en el portal del empleado, la realización de cursos presenciales de sensibilización, las “asesorías personalizadas” de conducción, etc.

También tenemos muy presente la problemática de los accidentes in itinere, habiendo implantado un Plan de Movilidad que contempla diferentes medidas tendentes a reducirlos, como han sido la flexibilización de los horarios de entrada y salida al trabajo, el cambio de jornada laboral de partida a continua o la contratación por la empresa de un servicio de autobuses lanzadera, para conectar sus principales oficinas con las paradas de transporte público más próximas, con la consiguiente reducción del uso del vehículo propio.

Para reducir los índices, tanto de frecuencia como de gravedad, es necesario cambiar la actitud de los trabajadores. ¿Cuáles son los factores clave para ello?

Evidentemente, no es tarea sencilla modificar los aspectos culturales y los comportamientos de las personas. Por tanto, es preciso que se desarrollen una serie de acciones coordinadas tendentes a integrar la cultura de prevención y el hábito de los comportamientos seguros en cada uno de los trabajadores.

Para ello, es imprescindible que se cuiden los siguientes aspectos:

  • El compromiso patente de la Dirección, que ha de fluir por toda la organización jerárquica de la empresa, con absoluta nitidez y claridad.
  • La adecuada información y formación de los trabajadores en cuanto a los riesgos existentes en su actividad y la forma en que ha de prevenirlos y protegerse de ellos. ­­
  • La exigencia y ejemplaridad de los mandos en la correcta aplicación de las medidas preventivas.
  • La participación activa de los trabajadores en la detección de riesgos y en la propuesta de medidas preventivas basadas en su experiencia y profesionalidad.
  • El refuerzo de las conductas seguras, destacándolas en positivo, y la no permisibilidad de los comportamientos que conlleven situaciones  de riesgos para el trabajador o sus compañeros.
  • La colaboración de los representantes sindicales en la labor de concienciación y motivación de los trabajadores en materia preventiva.

Sin estas premisas difícilmente podrá lograrse una acción preventiva eficaz.

Para finalizar, ¿cómo ve el futuro de la Prevención en España?

Considero que se debe aprender tanto de los aciertos como de los errores cometidos y quiero mirar al futuro con esperanza.

Sin duda, hay trabajo para hacer en los próximos años. Apunto sólo algunas ideas:

  • Continuar fortaleciendo el concepto de “prevención de riesgos” en nuestra cultura colectiva, mediante una labor de concienciación en todos los estamentos del espectro social y el desarrollo de una formación reglada, eficazmente integrada en los planes y programas educativos de nivel universitario y de formación profesional, empezando incluso dicha educación en los niveles superiores de la ESO.
  • Replantear la obligación empresarial de auditar externamente su sistema de prevención en razón de criterios objetivos de elevada accidentalidad y no, como actualmente, en función de la modalidad de organización preventiva adoptada, propia o ajena.
  • Facilitar a las pymes el cumplimiento de las obligaciones legales en prevención de riesgos laborales, mediante la reducción de determinadas exigencias burocráticas actualmente existentes, la instrumentación de ayudas para la formación de sus trabajadores, y un mayor asesoramiento y apoyo técnico en la elaboración de sus planes y programas de prevención.
  • Propiciar e incentivar el desarrollo de proyectos de I+D+i en el campo de la prevención de riesgos laborales, de forma que los avances tecnológicos alcanzados conlleven, a su vez, una mejora continua de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Sin duda, la Plataforma Tecnológica Española de Seguridad Industrial, que tengo el honor de presidir desde su creación, viene contribuyendo activamente a la consecución de este objetivo.
  • Delimitar con claridad el concepto de accidente de trabajo en su doble vertiente: “la preventiva”, asociada a la capacidad real del empresario para evitarlos, y la “asistencial”, asociada a la asistencia sanitaria, subsidio de desempleo, pensiones y demás prestaciones sociales.
  • Establecer medidas administrativas, además de las sancionadoras ya existentes, que motiven a los empresarios a la adopción de planes y medidas eficaces en prevención. A tal efecto, podría mejorarse el actual sistema “bonus” de reducción de las primas de cotización a la seguridad social por accidente de trabajo y enfermedades profesionales de las empresas que logren índices de accidentalidad inferiores a la media de su sector; así como considerarse otros incentivos, tales como la concesión de subvenciones y ayudas a la formación en prevención de riesgos laborales, o la aplicación de desgravaciones fiscales por inversiones en seguridad, por citar sólo algunas posibles acciones que contribuirían a la reducción de los actuales niveles de siniestralidad en nuestro país.

Naturalmente, podríamos continuar sugiriendo otros temas para reflexión y debate, pero para no extenderme más, basten las consideraciones realizadas para concluir que aún quedan muchos aspectos pendientes de una adecuada revisión y desarrollo a realizar en los próximos años. Sin duda, para lograr este horizonte se requiere la voluntad y el esfuerzo coordinado de la Administración del Estado, de las Comunidades Autónomas, de los Agentes Sociales, de Empresarios y Trabajadores, y de cuantas Organizaciones y Asociaciones tienen que contribuir activa y eficazmente en el impulso y desarrollo de la prevención de riesgos laborales en nuestro país.

Tengo la plena convicción de que, con el esfuerzo colectivo y el compromiso de todos, continuará la actual tendencia positiva en la reducción de la siniestralidad laboral y confío en que cuando, dentro de 10 años, celebremos el trigésimo aniversario de la Ley de PRL, podamos estar orgullosos de los nuevos logros alcanzados.