Presidente de la Sociedad Nuclear Española

La generación nuclear es una forma competitiva y segura de disponer de suministro eléctrico sin emisiones de CO2"


 

 

D. Javier Guerra --

Presidente de la SNE desde el pasado mes de febrero, ¿qué retos se plantea en esta nueva andadura?

La SNE es una asociación sin ánimo de lucro, formada por profesionales, empresas e instituciones del sector nuclear español, y cuya misión es la difusión y promoción del conocimiento de la ciencia y la tecnología nuclear.

Son muchos los retos a los que se enfrenta nuestro sector y, como profesionales, no somos ajenos a ningunos de ellos, así que como sociedad nos hemos marcado tres objetivos que consideramos fundamentales para el futuro. El primero es la comunicación, en consonancia con nuestra misión, apoyándonos en todos los canales que tenemos a nuestro alcance y explorando nuevas vías para dar a conocer la realidad de nuestro trabajo y la de las instalaciones nucleares. En segundo lugar, queremos potenciar la atención a nuestros socios, el verdadero motor y alma de la SNE. Y,  por último, conscientes de la necesidad de atraer a jóvenes talentos, trabajamos para llegar a los universitarios y a los profesionales recién incorporados al mercado laboral para que vean ésta como una buena opción de futuro. 

Son unos objetivos que miran hacia dentro y hacia fuera y para los que contamos con un equipo de personas profesionalmente muy capaz, enormemente comprometido y que trabaja alineado a través de las comisiones, que son el alma de la Sociedad Nuclear Española. 

Parece que el tema nuclear es más una cuestión política que una cuestión energética. ¿Por qué en unos países la energía nuclear está denostada y en otros está apoyada incluso por partidos ecologistas?

Son varias preguntas. En primer lugar está la cuestión de la política y las fuentes de energía. Como profesionales nucleares, desde la SNE tratamos de transmitir a la sociedad que las tecnologías de generación no tienen, o no deberían de tener, connotaciones políticas. La generación de energía no debe tener color político, puesto que lo que tenemos por delante es un reto a nivel mundial, como es la lucha contra el cambio climático y que debería ser la prioridad real para cualquier gobernante comprometido con el futuro de este planeta. Cuando el compromiso es con esa lucha y ésa es la prioridad, vemos cómo los aspectos ideológicos heredados del pasado dejan de tener sentido. 

Nosotros somos los profesionales de la industria nuclear española, nosotros tenemos en nuestras manos la posibilidad de contribuir a afrontar esa amenaza y queremos que la sociedad entienda nuestra aportación esencial en esta lucha por la descarbonización de todas las actividades humanas. Esa descarbonización es una condición indispensable para frenar o mitigar el cambio climático y sus nefastas consecuencias.

Las centrales nucleares son un recurso de generación eléctrica utilizado en todo el mundo, en crecimiento en muchos países y pensamos que el debate nuclear sí/nuclear no, ahora mismo, no forma parte de los tiempos y la realidad que nos ha tocado vivir.

La energía nuclear produce electricidad sin emisiones de carbono y es necesaria para la lucha contra el cambio climático. Entonces, ¿por qué hay tanta presión pública?

No ocurre lo mismo en todos los países del mundo y podemos hablar, por ejemplo, de los casos de Suecia o Finlandia, donde la opinión pública es mayoritariamente favorable al uso de la energía nuclear. Insisto en lo que apuntaba en la pregunta anterior, tenemos que ser conscientes, en primer lugar, de la amenaza real, cercana y de enormes proporciones que supone el cambio climático, que además viene acompañada de otras muchas, como los residuos plásticos, los metales pesados, los residuos de combustión y un desgraciadamente largo etcétera de problemas derivados de la actividad humana, para los que debemos tirar de todos los recursos  disponibles.

No prescindamos de una fuente de energía que puede contribuir de forma significativa a resolver este reto que tenemos a escala mundial: preservar el futuro de nuestro planeta para las generaciones venideras. La generación nuclear es una forma competitiva y segura de disponer de suministro eléctrico sin emisiones de CO2. 

Es digno de destacar el progresivo e imparable aumento de las voces a favor de la energía nuclear, desde dentro de los movimientos ecologistas de cada vez más países, precisamente por todas estas mismas razones. 

Según datos de REE, en 2018, la nuclear ha sido, un año más, líder en producción eléctrica: más de la quinta parte de la electricidad generada en España y la que más horas ha operado. Así que también es garantía de estabilidad del sistema.

Efectivamente, la energía nuclear lleva ya 8 años consecutivos siendo la primera fuente de generación de electricidad en España.  

Pero, además de ser la primera fuente de generación, es muy importante tener en cuenta su contribución a la seguridad de suministro, gracias a que opera en base, aproximadamente, el 90% de todas las horas del año. A su vez, no olvidemos la calidad que proporciona la generación nuclear ni perdamos de vista aspectos como la frecuencia, la potencia reactiva y la inercia frente a perturbaciones de la red, que se garantizan, en gran medida, gracias a las grandes turbinas de las plantas nucleares y de carbón. Sin estas instalaciones y su capacidad de operación en base, estos aspectos deberían garantizarse de una manera que todavía no se ha definido como podría hacerse en el caso del sistema eléctrico español. 

Las centrales nucleares cumplen con todos los estándares de seguridad, simulacros de emergencia… Máxime después de los graves accidentes que están en la mente de todos.

Como cualquier industria, pero un poquito más, la nuestra aprende de la experiencia. Existe una red mundial, muy similar a la que se desarrolló para el sector aeronáutico, en la que cualquier incidencia en cualquier planta de mundo se analiza para obtener lo que nosotros definimos como lecciones aprendidas y que se comparten con toda la industria. 

En este apartado, y hablando de la seguridad y robustez de las propias instalaciones, quiero poner también de relieve la capacitación y formación de los profesionales nucleares para hacer frente a situaciones complejas. Los operadores de las centrales nucleares pasan, aproximadamente, un mes cada año dedicados a actualizar su conocimiento y entrenarse ante todas las situaciones a las que pueden tener que hacer frente en la operación de una central nuclear.

Y no hay ninguna razón objetiva para que no puedan seguir operando a largo plazo, más allá de su supuesta vida útil.

Desde el inicio de la operación de las centrales nucleares españolas, se lanzó un programa de inversión que ha permitido actualizar sus equipos y componentes. Esta actualización permanente, junto con el aumento en experiencia de operación en España y en todo el mundo, hace que podamos afirmar de manera rotunda que las plantas son hoy más seguras y eficientes que el primer día de su operación comercial.

La vida útil no es un tiempo determinado, y de hecho en muchos países la teórica edad de los 40 años ya ha sido rebasada y hablamos de autorizaciones para 60 y 80 años de operación. El esfuerzo inversor en capacitación y la aportación que hacen las centrales nucleares al sistema eléctrico español hacen que lo que no tenga sentido sea detener unas instalaciones que funcionan sin tener una alternativa real y sólida para cubrir su espacio. 

Por todo ello, es evidente que la energía nuclear tiene que formar parte del mix  energético. Para finalizar, ¿quiere aportar algo más?

Destacar la importancia y dimensión de la industria nuclear española, un sector altamente tecnológico, que da trabajo a unas 27.500 personas, con un empleo de calidad, y que además invierte muy por encima de la media en I+D y exporta más del 50% de su producción. Como profesionales, pedimos que este valor sea tenido en cuenta en su lógica proporción e insisto en el sinsentido de prescindir de un recurso que tenemos disponible sin otras razones que un debate que, en muchos otros países, ha quedado ya claramente superado. 

De cara al futuro, además de los reactores existentes y en construcción, están en desarrollo multitud de proyectos de innovación, tanto en fisión como en fusión, que van desde combustibles tolerantes a accidentes, pasando por nuevos reactores de fisión con diferentes tecnologías e incluso reactores de fusión con conceptos muy novedosos. En todos los casos se están aprovechando los últimos avances en materiales, tecnologías de computación e inteligencia artificial, nuevos superconductores de alta temperatura y un largo etcétera de tecnologías que hacen posible lo que antes no era viable y permitirán un despliegue comercial en la década de los 20 de un gran número de tecnologías y sistemas con un gran potencial disruptor del mundo de la energía. 

Soy muy optimista con respecto al papel de la energía nuclear en el futuro y quiero trasladar ese optimismo a todos los profesionales de esta industria. Hasta hoy, hemos recorrido un largo camino, pero nos quedan muchos y atractivos retos que afrontar.