Presidenta de aelec


“Las inversiones que favorezcan la electrificación ayudarán a mitigar los efectos dela pandemia en la economía y contribuirán a una mejora competitiva en nuestro país”



LA ASOCIACIÓN ES UN ACTOR CLAVE PARA DESARROLLAR UNA ADECUADA TRANSICIÓN ENERGÉTICA EN ESPAÑA.


Dña. Marina Serrano --

Su amplia experiencia en el sector eléctrico le avala para dirigir la patronal del sector. A grandes líneas, ¿qué balance haría del último año marcado por la crisis sanitaria del COVID-19?

La pandemia ha marcado las actuaciones de todos los sectores durante 2020, incluido el eléctrico. Durante el estado de alarma, las empresas centraron su esfuerzo en garantizar en todo momento el suministro de un bien esencial como es la electricidad, en especial a colectivos críticos como hospitales, hogares o telecomunicaciones. Prueba de ello fue la falta de   incidencias.

La crisis generada por la pandemia nos brinda la oportunidad de apostar firmemente por avanzar en los compromisos de descarbonización ya establecidos y por una recuperación económica que vaya en línea con ellos. Para cumplir con estos objetivos de la transición energética y lograr una economía más sostenible, “verde”, digitalizada y resiliente es preciso aumentar el grado de electrificación de nuestra sociedad y son necesarias señales claras en esta dirección.

 

Alineados con el objetivo de reducción de emisiones para el año 2030, ¿cree que puede ralentizar este proceso la incertidumbre que provoca la pandemia?

Creemos que no. Precisamente la pandemia ha puesto de manifiesto la urgencia con la que se deben acometer las reformas de la transición energética. Por tanto, contamos ahora con una oportunidad para acelerar las inversiones que requiere nuestra economía para hacerla más sostenible, más moderna y resiliente.

La Unión Europea también lo ha entendido así y por eso exige que al menos el 30% de los fondos de restructuración se destinen a cumplir con los objetivos de descarbonización. Las inversiones que favorezcan la electrificación ayudarán a mitigar los efectos de la pandemia en la economía y contribuirán a una mejora competitiva en nuestro país. No podemos olvidar que España cuenta con abundantes recursos renovables que debemos aprovechar.

 

¿En qué se beneficiará el sector cuando recibamos los fondos Next Generation de la UE?

Como decía antes, los fondos deben destinarse prioritariamente a transformar nuestra economía para hacerla sostenible. Para conseguirlo, es necesario incrementar el uso de la electricidad en nuestra cesta del consumo energético, como fuente de energía que contribuye a la reducción de emisiones. Esto se traduce en el sector eléctrico en promover tanto el impulso de tecnologías renovables para la generación de electricidad; como la adaptación de las redes de distribución, facilitadoras neutrales del intercambio eficiente de energía, con el importante impacto en el empleo que puede generar este sector por el efecto arrastre sobre otros sectores económicos. También hay que destacar los proyectos dedicados al despliegue masivo de tecnologías eléctricas en el consumo final, como el vehículo eléctrico o la bomba de calor; sin olvidarnos de actores clave en la transición energética como es, por ejemplo, el almacenamiento.

 

¿No habría una fórmula para reducir la factura de la luz? ¿Quizás con el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE)?

Efectivamente la propuesta para la creación del FNSSE es un camino adecuado para reducir la factura que pagan los consumidores.

Como he comentado, la electricidad debe adquirir un peso creciente en hogares y empresas para lograr una sociedad más sostenible a nivel medioambiental, por lo que un principio básico en esta transición es que se realice con unas señales de precio adecuadas y claras para el consumidor.

La electricidad ha demostrado ser el único vector energético que ofrece posibilidades reales de eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero y el que más ha contribuido a alcanzara nivel país el objetivo de consumo a partir de fuentes renovables en 2020. Ahora, también será protagonista para cumplir con los objetivos fijados de descarbonización para2030.

Sin embargo, al repercutir únicamente sobre la factura eléctrica un beneficio para el conjunto de la sociedad, como es el esfuerzo inversor realizado sobre las renovables eléctricas, se ha penalizado a esta fuente de energía. Repartir este esfuerzo entre los principales vectores de consumo de energía es razonable y facilita la transición del consumidor hacia la tecnología eléctrica renovable, además de enviar señales claras a los consumidores bajo un principio básico de la sostenibilidad: “quien contamina, paga”.

 

¿Va a seguir el sector eléctrico soportando en mayor medida el peso de las renovables?

La verdad es que sí. El FNSSE prevé repartir esta carga entre el sector eléctrico y el de los hidrocarburos en función de sus consumos y, aunque al sector eléctrico le correspondería aproximadamente un 30% de este coste, lo cierto es que el consumidor eléctrico acabará financiando más de la mitad, concretamente, el 51%, debido a que cuenta con una serie de impuestos a la generación que sirven para financiar las renovables y que, de momento, se mantienen.

Es indudable que la situación va a mejorar con la aplicación del FNSSE y que va en la línea de lo que resultaría si se aplica una reforma fiscal medioambiental, como la que se plantea en otros países europeos, pero también es cierto que el sector eléctrico continuará soportando la mayor parte de esta carga.

 

El almacenamiento o la hibridación son claves para la transición energética. ¿Qué líneas de acción se van a desplegar para el desarrollo de nuevas infraestructuras inteligentes?

Sin duda éste es un aspecto crítico para nosotros. Nos encontramos ante un importante cambio de paradigma en el sector eléctrico en el que, para garantizar la cobertura de la demanda, se va a pasar de tener pocas instalaciones de generación -de gran tamaño-, a miles de instalaciones renovables, de menor tamaño; con una participación mucho más activa del consumidor que va a poder generar su propia energía, almacenarla, inyectarla o tomarla de la red; dando lugar a nuevos modelos de negocio.

Las redes de distribución eléctrica, las más cercanas al consumidor, van a ser las responsables de hacer posible esta transformación, facilitando la introducción masiva de las renovables, el almacenamiento, el autoconsumo o los nuevos modelos de consumo.

Las redes de distribución actúan como el facilitador neutral para el intercambio eficiente de energía entre generadores y consumidores. Por tanto, dotar a la red de distribución de inteligencia y adaptarla a este cambio es un paso imprescindible para hacerlo realidad.

La digitalización, pilar fundamental en la transformación de nuestra economía, es clave en estas nuevas infraestructuras eléctricas, en especial en la baja tensión.

Las inversiones en digitalizar la red de distribución a lo largo de esta década superarán los 3.000 millones de euros, una apuesta fuerte del sector.

 

Recientemente han aparecido nuevos modelos de negocio, como las comunidades energéticas. ¿En qué consisten?

En este entorno de cambio aparecen nuevas oportunidades para que el consumidor participe en el proceso de electrificación de la economía. En este sentido, las directivas europeas plantean nuevas figuras, como las Comunidades de Energías Renovables, para que distintos consumidores puedan compartir la producción renovable; o las Comunidades Ciudadanas de Energía, que podrán gestionar el sistema local.

Todos estos modelos ofrecerán oportunidades al consumidor para optar por soluciones eléctricas para descarbonizarse, de elevada eficiencia, sin que este cambio le conlleve un aumento de su factura energética.